En estos edificios, regentados por al menos cinco personas, pero cuyo jefe era buscado por los tribunales, se ofrecían servicios sexuales a mujeres, incluida la denunciante.
El prófugo se encargaba de gestionar los locales y también captaba clientes a través de páginas de Internet y WhatsApp.
La víctima informó que de las tarifas cobradas por los encuentros sexuales, la organización tomó la mitad del dinero, lo que significaba que estas mujeres tenían que trabajar más para obtener ganancias.
Durante la investigación se constató la explotación sufrida por las víctimas a partir del material aportado por el informante.
Por lo que, a raíz de todos los elementos recabados, se iniciaron las labores, logrando determinar dos posibles domicilios en los que se encontraba el autor del crimen.
Con toda esta información, los efectivos organizaron operativos y se posicionaron en secreto cerca de las casas y lograron descubrir que la hermana buscada reside en una de las propiedades.
La policía interrogó a la mujer, ella afirmó que no tenía relación con su hermano, pero finalmente accedió a cooperar y proporcionó detalles importantes sobre los movimientos del fugitivo.
Frente a los efectivos, la mujer contactó al acompañante de su hermano y obtuvo información de que podía encontrarse con el hombre ese mismo día, por la tarde, en el cruce de Avenida Regimiento de Patricios y Rua Aroz de Aroz, Lamadrid.
A la hora acordada, la policía tomó nota de la llegada de un hombre de las mismas características físicas que el imputado y procedió a su detención.
El magistrado que intervino, enterado de los detalles, avaló lo hecho por los carabinieri y ordenó el traslado del hombre a régimen de aislamiento.
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